Shine on you crazy diamond

7.8.09

Estrujaste contra tu pecho la poca infancia que me quedaba. Digamos que la incineraste. Lo peor de todo es que no me volví mujer, si no más bien... dejémoslo ahí.
Si exagero puedo decir que te amo. Si no exagero me atrevo a decirlo también, (porque está en mi naturaleza enormecer las cosas). Aunque yo me refiera a un amor distinto del esquematizado y dependiente.
Ah, eso sí lo destaco: me hiciste crecer. Para arriba, para la independencia de sentimientos. Vos revolcate las veces que quieras, que yo me armo muros de afecto para no autodestruírme, para establecerme adecuadamente las metas en mi vida. No voy a mentirme, y decir que no me importás. Sería estúpido e inentendible, ya que te otorgué el cargo más elevado en cuestiones táctiles. Al escuchar canciones que tratan de amor, te pienso, te pienso bastante la verdad. Cuando eso ocurre y caigo en la cuenta, toda mi estructura firme se me va por la borda, y parezco una figura de papel crema.
Vayamos a lo bueno. Vos me das algo, que se llama, realidad. Muy pocos hombres me han sabido sincerar los colores como vos. Pichabaloon. Te amo así, con tu cruel credulidad. De esta manera me permitís no amarte como en los libros de Jane Austen. Sabemos que lo que hicimos estuvo mal, pero al carajo, no importa. Ya fue. Te amo. Te amo. Te amo, finitamente.
Y yo me cansé de la otra dama... pero claro, que de vos no. Porque sos una caja de pandora. Sí, aunque no siempre reveles cosas positivas.

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